martes, 13 de enero de 2015

Patricia Villacañas

Cuidado, este disco respira y entre sus venas late un pulso acompasado, sin fiebre y sin desmayo, que vertebra canciones que se hicieron ayer para que nos acompañaran siempre y que reviven hoy mas allá de la nostalgia, renovadas, revisitadas y engranadas por la voz sabia y enamorada de Patricia en un viaje más allá del tiempo que desemboca en un espacio íntimo, personalísima burbuja en la que somos invitados a entrar con los oídos y el corazón abiertos. Una fraternidad de músicos, amados cómplices, más allá de afanes mercenarios, hacen de esta aventura de riesgo (siempre lo hay en los caminos de retorno) una experiencia nueva. No ilustran, no puntúan, no arropan, confiesan y comulgan con la voz y diseñan un paisaje sonoro iluminado desde la sensibilidad y la experiencia. Pan de espigas, semillas de amapola. Rito y reto felizmente cumplidos. (Moncho Alpuente)

 

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